Los resultados registrados entre el primero de los 49 pacientes involucrados en el estudio son alentadores. El plasma de pacientes convalecientes, denominado hiperinmune, funcionaría como se esperaba. "El plasma de las personas recuperadas de la infección contiene anticuerpos específicos contra el virus Sars-CoV-2 - dice Giancarlo Maria Liumbruno, director del Centro Nacional de Sangre -. Estos, una vez infundidos en pacientes sintomáticos, determinan una respuesta terapéutica rápida ". Pensando en ello, por lo tanto, un gesto de gran solidaridad realizado por quienes ganaron la batalla puede salvar la vida de quienes se encuentran en medio del conflicto. Según Giuseppe De Donno, jefe del departamento de neumología del hospital Carlo Poma en Mantua, "el plasma, en este momento, es el único fármaco específico contra Covid-19". En la práctica,

mientras se espera una vacuna que no puede llegar antes de un año, la virtud es necesaria. "Al inocular los anticuerpos de los sanados en personas enfermas, es como si estuviéramos dando el análogo de una vacuna", agrega el especialista.

El estudio actual predice que los pacientes en quienes la enfermedad ha tomado el curso más severo se beneficiarán del tratamiento; en los próximos días también se extenderá a hospitales en Véneto, Umbría y Toscana. Es decir: aquellos que ya han desarrollado el síndrome de dificultad respiratoria aguda, la manifestación más grave de neumonía intersticial causada por coronavirus. Y que, en consecuencia, requieren soporte mecánico para respirar. "Lo que estamos viendo es que una vez que se infunde el plasma, hay una reducción en la carga viral y una mejora en los síntomas en unas pocas horas", agrega Franchini. Como sucedió con más de 20 pacientes, incluida Pamela Vincenzi: la primera mujer embarazada que sufría de Covid-19 y tratada con el plasma de la curada. El protocolo prevé la administración de 250 mililitros de plasma durante un máximo de tres veces en una semana a pacientes ingresados ??en cuidados intensivos (durante no más de diez días). "Pero también nos gustaría entender si existen márgenes para extender el tratamiento a pacientes que amenazan la vida, a aquellos que están hospitalizados en las salas de enfermedades infecciosas y neumología y al personal de salud, como una posible oportunidad para reducir el riesgo de contagio", dice con confianza. Franchini.